viernes, 24 de enero de 2014

TARJETA AMARILLA AL PAPA FRANCISCO

En nuestro primer post referido al papa Francisco plasmábamos nuestra esperanza de cambio y regeneración del Vaticano.

No han pasado ni dos meses cuando nos vemos obligados a sacarle la primera tarjeta amarilla; y es que en solo unos días se han producido un par de circunstancias que nos hacen pensar que o bien el papa Francisco trata de engañarnos a fuerza de sonrisas o bien es un incapaz a la hora de poner orden en su casa.

El 16 de enero la ONU, a través del Comité de la Convención de Derechos del Niño, ofrecía al Vaticano una oportunidad de oro para explicarse sobre los abusos a menores por parte de sacerdotes y jerarcas católicos. Lejos de ofrecer luz sobre el asunto, de pedir perdón, y de anunciar medidas contundentes contra esta lacra, los enviados vaticanos, Silvano Tomasi y Charles Scilcluna, respondieron con las evasivas de siempre ante las acusaciones de prestar refugio y amparo a los abusadores. Y todo eso pese a reconocer que en 2012 se habían documentado 612 casos de abusos a menores que involucraban a personal del clero.

Y solo unos días más tarde, el recientemente nombrado cardenal Fernando Sebastián, actualmente arzobispo emérito de Pamplona, se descolgaba con unas manifestaciones en las que calificaba de deficiencia la homosexualidad, comparaba la homosexualidad con la hipertensión, y aseguraba que la condición de homosexual podía ser revertida con el tratamiento oportuno. Puro esperpento. Si personajes como éste son los mejores candidatos a ascender en la jerarquía vaticana, mejor no pararnos a pensar acerca de la catadura moral y ética del resto de candidatos rechazados para el cargo.

Francisco, espabila. Ni tu apacible sonrisa, ni tu aparente cercanía ni tus fotos con la camiseta del San Lorenzo, van a hacernos cambiar la opinión que tenemos de la iglesia que diriges si no se acompañan de medidas de calado.

domingo, 12 de enero de 2014

EL PAPA BAUTIZA A HIJA DE PAREJA CASADA POR LO CIVIL

El papa ha bautizado hoy a una niña hija de padres casados por lo civil en Italia.

¿Habría que aplaudir este gesto por aperturista, o condenarlo por oportunista?

Lo cierto es que, en España, el 60 % de los matrimonios se celebran por lo civil, y solo un 40 % por la iglesia. Además, claro está, que cada vez son mayores los porcentajes de parejas que no se casan y optan por otros modelos de convivencia ajenos al matrimonio.

Por tanto, sospechamos que el papa, con este gesto, no pretende más que no perder clientela. La iglesia no puede permitirse renunciar a incluir entre sus filas a la mayoría de los niños que nacen en estos momentos y por tanto prefiere dar un paso atrás pero con la sola intención de coger impulso.

A lo largo de la historia, la iglesia siempre ha sabido amoldarse a las circunstancias para mantener su cuota de poder e influencia, y creemos que en esta línea hay que enmarcar este acto.

Si entendibles son los motivos del Vaticano y del nuevo papa, vistos desde la perspectiva del egoísmo, mucho más difícil nos resulta enteder la decisión de los padres vista desde la perspectiva de la coherencia.